UNA BALA.
Un pequeño trozo de metal
impulsado con una simple
detonación,
adquiere una velocidad letal,
capaz de certificar la defunción.
El diablo realiza su carga,
pero es humano quien la dispara,
acortando cualquier vida larga,
si el alma del cuerpo separa.
Las armas siempre son peligrosas,
incluso en las manos más expertas
el tiro puede salir por la culata.
Sus utilidades resultan dudosas,
pues rara vez pacifican reyertas,
más bien, rematan a la gente
sensata.