DESTINO FINAL.
Los seres humanos
están tomando
un camino que
lleva a la extinción,
sin tener ningún
líder al mando
capaz de cambiar
esa dirección,
van directos a un
abismo profundo,
y en lugar de
hacer uso del freno,
como si se fuese
a terminar el mundo,
aceleran quemando
litros de queroseno.
Una vez ha sido
declarado muerto,
al sentido común
nada le resucita,
si la sensatez no
llega a buen puerto
el objetivo de la
estupidez se facilita.
Cuando la
ignorancia impone su caos
sobre mentes, más
o menos inteligentes,
compartiendo con
ella extraños saraos
donde todas
parecen ser convincentes,
es el momento de
empezar a temblar,
pues así suele
dar comienzo la locura,
con una aparente
complicidad ejemplar
que esconde la
pérdida total de la cordura.
Negar, por
simples razones ideológicas,
la capacidad que
permite distinguir
entre tonterías y
preocupaciones lógicas,
favorece que nos
vallamos a extinguir.