LOS VALORES PERDIDOS.
El hombre siente auténtica
necesidad
por todo aquello que no sirve para
nada,
olvidando su verdadera identidad
debajo de una realidad
distorsionada.
Venera el dinero como a una religión
rezando a dioses y santos
economistas,
la abundancia monetaria es una
bendición,
ser pobre un pecado de gentes
laicistas.
La fe en el aumento de patrimonio
condena al infierno a los
manirrotos,
al malgastar tentados por el
demonio.
Acumulan bienes los fieles devotos
creyendo transmitir un gran
testimonio,
No hay comentarios:
Publicar un comentario