LA SINCERIDAD MAL ENTENDIDA.
Aquellos que dicen no haber
mentido
suelen ser los principales
mentirosos,
una realidad que cobra cierto
sentido
al conocer sus prejuicios
maliciosos.
Todo el mundo tiene un lado
oculto,
y negarlo es faltar a la verdad,
incluso hay quien llega al insulto
para encubrir una autentica
falsedad.
Resulta imposible ser siempre
sincero,
más aun, si uno mismo se engaña
persiguiendo el éxito por dinero.
No asumir que la farsa a veces
empaña
un sueño, que puede parecer verdadero,
acaba siendo el fruto de una
artimaña.
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