LA VENTA DE PRINCIPIOS.
La libertad se pierde poco a poco
al acatar cualquier inmundicia,
para evitar que te llamen loco,
por luchar en contra de la
injusticia.
La sociedad somete a ese trastorno
aceptando inmorales privilegios,
casi todos cobran el pequeño
soborno,
mientras ignoran posibles
sacrilegios.
Resulta muy fácil caer en la
escusa,
y convertirse en esclavo del
sistema
cuando el librepensamiento no se
usa.
Nadie tiene la capacidad suprema
de imponer una ideología confusa,
cada uno debe crear su propio
esquema.
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