DEL DESEO A LA
MONOTONÍA
En el lugar donde se
unen las piernas
se encuentra el
centro del placer,
objeto de promesas
siempre eternas
que a veces duran
hasta el amanecer;
pues hay quien para
calmar el deseo
es capaz de
comprometer la luna,
y al abandonar los
brazos de Morfeo,
ahogar el recuerdo
en una laguna.
Todo por confundir
sexo con amor,
sin distinguir
objetivos diferentes
cuando hacerlo puede
causar dolor.
Unos buscan amantes
complacientes,
parecidos pero con
distinto sabor
otros persiguen
amores consecuentes.
El sexo es una
moneda de dos caras,
como todas tiene
anverso y reverso,
aunque a veces no
están tan claras
su valor puede ser
algo perverso,
pues al igual que
pasa con el dinero
este también se basa
en apariencias,
lo aparente no siempre
es sincero
y los engaños
provocan consecuencias.
Miente quien solo el
sexo ansia
y promete amor hasta
la sepultura
como si fuese una
vulgar poesía.
Pero la verdad
tampoco está segura
si la persona amada
es una fantasía
y el sexo se
mantiene por cultura.
No es lo mismo fornicar con pasión
sintiendo el deseo
bajo la piel,
que realizar el acto
por compasión
mientras se sueña
con ser infiel,
puede que resulten
en algo parecidos
pero las
experiencias son distintas,
con finales en ocasiones
compartidos
aun siendo
relaciones variopintas.
Entre las
desigualdades, la actitud,
existen personas
siempre activas
como si tuvieran la
eterna juventud.
Otras tan solo
buscan evasivas
o lo hacen con la
misma exactitud
que un muerto sin
causa afectivas.
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