EL INTERÉS DIVINO
Cualquier creencia merece respeto
garantizando la libertad religiosa,
si no busca la anulación del sujeto,
como alguna secta peligrosa,
pues todos tienen derecho a creer,
pero sin realizar ningún sacrificio,
y menos a cambio de un beneficio
que resulte difícil de entender.
La fe por parte del creyente
en ocasiones causa confusión
al ver solo una realidad aparente,
en especial cuando la devoción
nubla la evolución evidente
negada por más de una religión.
La necesidad del ser humano
por creer en algo superior,
todavía tiene un origen arcano
que conecta con su mundo interior.
Empeñándose en buscar lo divino
para hallar todas las repuestas,
aunque las soluciones propuestas
sean el trabajo de un adivino.
Detrás de cada libro sagrado
se encuentra el autor de la escritura,
culpable del texto adulterado.
La divina palabra no es segura
cuando un hombre la ha copiado
aplicando su propia postura.
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