CON SOLO DAR AMOR
Descansa en el interior
del cajón
de la mesilla de noche de
una dama
escondido en un discreto
rincón,
el aparato que nunca falla
en la cama,
para esos momentos de
necesidad
cuando apetece una faena
bien hecha,
a veces por cuestión
de la soledad
otras por una relación
insatisfecha,
siempre dispuesto a dar
consuelo
sin importarle actuar de
suplente
entra en funcionamiento de
repente,
automáticamente
rompe el hielo.
También en compañía
se puede usar
disfrutando en grupo sus
placeres,
con mucho cuidado para no
abusar
porque no es solo, cosa de
mujeres.
No todos tienen el aspecto
falico,
los hay que imitan una
vagina,
tampoco son juguetes de un
sádico
pero en ocasiones
necesitan vaselina,
si no se quiere sufrir
algún daño
al no estar muy dilatado
el orificio,
mucho peor al haber
excesivo vicio
con los consoladores de
gran tamaño.
Existen de varias formas y
modelos
según sean las
diversas necesidades,
grandes, pequeños,
dobles y paralelos,
incluso con luz para dar
facilidades,
algunos tienen un origen
natural
como los nabos, pepinos o
zanahorias,
en cualquier utilización
corporal
verduras siempre muy
satisfactorias,
cuando el hambre pone en
aprieto
casi todo se vuelve
comestible,
haciendo buen uso de lo
disponible,
saciar el apetito no es un
secreto.
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