NO LLORÉIS POR MÍ
Cuando la muerte me alcance
no deseo que broten lagrimas,
solo espero superar el percance
y seguir siendo feliz entre las ánimas,
aunque nunca creí que hubiera nada
después de dar el paso a muerto,
si mi idea es la equivocada
intentare arreglar el entuerto.
Que ninguno de mis seres queridos
se vea obligado a guardarme luto,
los buenos recuerdos serán bienvenidos,
pero sin dramatizar en absoluto.
Quienes por mi marcha sufran dolor,
cuanto antes deben cerrar la herida,
para siempre
tendrán mi amor
más allá del
final de la vida.
Con el tiempo todo se desvanece
hasta llegar al rincón del olvido,
cada mañana un nuevo día amanece,
mientras el cuerpo acaba podrido,
por eso quiero que mis restos
sean pastos de las llamas,
los cementerios me parecen funestos,
las cenizas no evocan tantos dramas.
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